23/6/11

Micmacs (Micmacs À Tire-Larigot)

Hoy he visto Micmacs (Micmacs À Tire-Larigot), una de cómo con la imaginación los buenos pueden ganar a los malos del mundo real. Al menos en el cine.

Hasta el poster es Amelie + Delicatessen
Vuelta a la dirección del genial Jean-Pierre Jeunet tras la fallida Largo Domingo de Noviazgo. El francés describe Micmacs como una mezcla entre Delicatessen y Amelie. Por un lado es cierto, tiene el tono de la primera y la luz de la segunda, pero yo añadiría a la mezcla la mala leche de La Ciudad de los Niños Perdidos debido al claro mensaje social que ambas contienen. Si hace quince años hablaba de la importancia de los sueños y la imaginación, ahora pretende que los usemos para alcanzar metas que parecen imposibles.

La estética de la película es totalmente Jeunet. Todo está tan sobrecargado que ocurre como en sus películas anteriores, es difícil empezarlas. A la media hora puedes rendirte a la butaca y empezar a disfrutar con personajes que poco a poco vas conociendo gracias a que tus retinas se han acostumbrado a la tarea de tener que fijarse en unos cincuenta objetos que se mueven a la vez e intentan atarte a su locura. Para descansar un poco, en el segundo tercio del metraje se pasa de un sepia apagado a un tono más frio y común por lo que parece que nos habituamos del todo a la trama y ya estamos metidos de lleno en el mundo del exagerado Jeunet.
Bazil tiene algo en la cabeza
La trama nos cuenta la historia de Bazil, un joven que tras perder a su padre al pisar una mina anti personas, es alcanzado él mismo por una bala perdida mientras ve Casablanca. El proyectil no le mata, pero por el tiempo pasado en el hospital pierde su casa y sus pertenencias. Viviendo como un mendigo por París, conoce a unos liantes con los que empezará a convivir. Un buen día se topa con las dos sedes de las empresas armamentísticas más importantes de Francia. En una se fabricó la mina que mató a su padre y en la otra la bala que tiene alojada en el cráneo. Con la ayuda de sus nuevos y extraños colegas Bazil intentará vengarse de ambas multinacionales de muerte.

Momentos Charlot
Dany Boon, en cartel actualmente con Nada que Declarar, interpreta de forma soberbia al protagonista. Para resumir la genialidad de su actuación, diré que en gran parte de la película parece un homenaje a Charles Chaplin. Creo que con eso está dicho todo.

El resto del reparto es típico de Jeunet, atiborrado de gente extraña que termina siendo entrañable. Además del absolutamente imprescindible Dominique Pinon (junto con Boon el mejor de la peli), desfilan por la pantalla André Dussollier, Nicolas Marié, Jean-Pierre Marielle, Julie Ferrier, Omar Sy y el caricaturesco Michel Crémadès. Aparece también Yolande Moreau y me quita el mal sabor de boca que me había dejado con la inefable Louise-Michel.

Inmenso Pinon
Los fans de Jeunet no podéis perderos esta genialidad. A los que nos decepcionó Amelie, no por ser mala si no por el tono repentinamente positivo, esta es la peli que hubiese servido de puente entre la oscuridad del edificio de caníbales y el café soleado donde una jovencita de enamoraba de la vida.

La locura, inventiva y sobrecarga que contiene está película es el vehículo perfecto para el mensaje que quiere transmitir. Cualquier cosa es posible, incluso las imposibles, si tu imaginación no tiene límites.

¿Hay lugar para el amor?
Entre las excentricidades de Jeunet debo señalar dos de las que más me gustaron. La primera es que a lo largo de toda la película se ven carteles promocionales de la misma con una foto de la escena que en ese momento se está llevando a cabo. En otra se ve un plano de Pinon en un momento de Delicatessen. Por cierto, el título original, Micmacs À Tire-Larigot, es una expresión que podría traducirse como "Chanchullos a tutiplén".

Lo dicho, una peli altamente recomendable a aquellos que no le tengan miedo a la sobrecarga de imaginación. A los críticos llorones que puntúan baja esta película argumentando que Jeunet se repite demasiado, ya sabéis, a ver Avatar.
La pandilla de chanchulleros
Aquí el tráiler. Repito, vedla los fans de Delicatessen, La Ciudad de los Niños Perdidos y Amelie, y por poner un ejemplo ajeno al director francés, Gato Negro, Gato Blanco del inestable Kusturica. Un 8.

1 comentario:

  1. MEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEENNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNCAAANNNNNNNNTAAAAAAA!!

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