13/4/11

Nada que Declarar (Rien à Déclarer)

Hoy he visto Nada que Declarar (Rien à Déclarer), una de franceses, belgas y de lo que hay en medio.
Choque europeo
Dos años después de arrasar en Francia y triunfar en medio mundo con Bienvenidos al Norte, Dany Boon se pone de nuevo tras las cámaras para dirigir esta interesante comedia. Además de ser el realizador, Boon es el guionista y actor principal, la misma fórmula con la que consiguió su anterior éxito. En esta ocasión se nota cierta mejora en lo que a la parte técnica se refiere. Sencilla desde el principio, la historia no pide otra cosa y por lo tanto es acertado no inventar ni explorar en una película como esta. El ritmo es constante y aunque algunas veces parece a punto de decaer con la inserción de alguna subtrama repentina, rápidamente enlaza con el argumento principal y se vuelve al nivel con el que transcurre de principio a fin.

La historia se situa en la frontera entre Francia y Bélgica, para ser más exactos en uno de los puestos de aduanas que está viviendo sus últimos días de existencia debido a la unificación europea. La tensión entre los habitantes de un país y otro es moderada pero en este puesto de control trabaja Ruben Vandevoorde, un policía belga que realmente detesta a los franceses. En el otro lado trabaja Mathias Ducatel que no tiene ningún problema con los belgas exceptuando con el oficial de la aduana de enfrente. La cosa se complica cuando Mathias quiere avanzar en la relación con su novia que no es otra que la hermana pequeña de Vandevoorde. Si quiere casarse con ella deberá conseguir caerle bien a su obsesivo hermano pero parece complicado hasta conseguir que deje de llamarle “gabacho come quesos”.

Momento de la mejor escena de la película
Dany Boon es el encargado de interpretar al aduanero francés y lo hace de maravilla que para eso él mismo se escribió el papel. Benoît Poelvoorde es el racista y exacerbado belga que realiza también un buen trabajo aunque creo que en ocasiones excesivamente exagerado. Julie Bernard es la novia del chiquillo y su papel es meramente presencial.

Sí merecen elogio las interpretaciones de los secundarios restantes como la genial pareja que regentan el bar de la zona interpretados por Karin Viard y François Damiens, el ayudante belga tontorrón encarnado por Bouli Lanners y el intento de delincuente internacional venido a menos entre otros.

Cena familiar complicada incluida
Puede que el necesario remiendo de guión que supone la utilización de una historia paralela haga que esta película no llegue a la calidad de Bienvenidos al Norte, o su remake italiano Bienvenidos al Sur, pero el tema que trata es tan complicado de plasmar en una comedia que realmente merece ser recomendada. Cada discusión de los protagonistas es hilarante pero realmente el mejor momento es cuando se ponen de acuerdo y comienzan a reírse de un pobre traficante de drogas y de sus métodos.

La película debe ser vista en versión original, más que nada porque muchos chistes consisten en imitaciones del acento de un lado u otro de la frontera, pero si no hay un cine con esta opción cerca de tu casa no es un problema insalvable ya que la versión doblada está realmente cuidada.
Última tecnología
Aquí el tráiler. A un nivel más bajo, esta peli es a Bienvenidos al Norte lo que Arma Fatal fue a Zombies Party, una segunda parte mejorada técnicamente con un argumento diferente. Un 7.

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